La Universalidad de los Procesos de Duelo

Un ensayo reflexivo y divulgativo sobre los procesos de duelo.

A lo largo de mi experiencia humana, son muchos los duelos que he atravesado y que he visto atravesar a otras personas. Viendo esas formas y expresiones de dolor, es como aprendemos. Y es así como aprenden también nuestros niños.

Si tenemos miedo de hablar abiertamente de la muerte, infundimos y propagamos miedo a las siguientes generaciones.

Si vivimos el duelo con dramatismo excesivo, creamos auténticas novelas dramáticas.

La Universalidad del Duelo

Si estamos enojados, frustrados por no querer ver ni aceptar lo que está pasando, generamos rupturas, choques y enfrentamientos con otros o con nosotros mismos, creando más de lo mismo.

Si quiero dormir, meterme bajo las sábanas y no despertar hasta que, como por arte de magia, haya pasado todo lo que estoy sintiendo, estoy adormeciendo mis emociones y congelando absolutamente toda mi vida y, en cierta manera, la de quienes tengo a mi alrededor.

Son muchas las charlas y situaciones de acompañamiento al dolor que he vivenciado, y puedo decirte que no importa el País en el que vivas, ni el lenguaje que hables. 

Da igual si eres rico o pobre, joven o viejo. Absolutamente TODOS somos seres humanos atravesando estos momentos. Es un proceso natural que absolutamente TODOS hemos venido a transitar, desde el mismo instante en que nacemos.

De allí su Universalidad. Básicamente porque trasciende fronteras y nos toca a todos tarde o temprano.

En este escrito, te invito a que exploremos esta universalidad del duelo, aprendamos acerca de las etapas que lo caracterizan según el modelo de Elisabeth Kübler-Ross y cómo el arte puede convertirse en ese poderoso aliado durante este recorrido emocional.

La Universalidad del Duelo: Una Experiencia Humana Compartida y sin fronteras

Desde su etimología, la palabra duelo proviene de los términos latinos «dolus» y «duellum», que significan dolor y desafío respectivamente (1). Esta etimología refleja perfectamente la naturaleza del duelo: un dolor que nos desafía a reconstruir nuestra vida tras las pérdidas que vamos teniendo con el paso de los años.

Si bien cada persona vivirá sus duelos desde sus propias ideas, creencias, recursos internos y a su propio ritmo, la cultura y el entorno donde la persona se encuentra influyen más de lo que, muchas veces, quisiéramos, ya que cada cultura posee sus propios rituales y formas de expresar el duelo. No obstante, la experiencia física, emocional, psicológica y espiritual subyacente es universal (2).

La universalidad del duelo radica precisamente en que ningún ser humano puede escapar de la experiencia

La universalidad del duelo radica precisamente en que ningún ser humano puede escapar de la experiencia de la pérdida y separación. Ya que, efectivamente, desde el propio nacimiento, considerado como la primera separación dolorosa, nuestra vida es un continuo de pérdidas hasta la última y probablemente más temida: la propia muerte (3).

Sin embargo, siendo partes de un sistema que solo promueve el éxito y el ganar —de maneras muy poco seductoras y desde percepciones muy erróneasdistorsionadas y muy poco profundas—, cuando nos toca enfrentarnos a estas pérdidas, enmascaramos de muchas maneras el dolor, en vez de mirarlo, transitarlo, dejarlo salir, elaborarlo y soltarlo. Y es así donde un proceso inevitable y natural se transforma en patológico.

Las Sociedades a menudo nos incitan a enmascarar el dolor

Tenemos un abanico amplio a elección: podemos ir desde el consumo desmedido de alcohol, pastillas, drogas, hasta excesos en la comida, el sexo, ataques de pánico o ira desmedida e incontrolada. Sin duda, mecanismos de evitación, ya que está más que demostrado que somos grandes evitadores de dolor, cayendo en la trampa de seguir perpetuándolo.

La Universalidad del duelo

La importancia de los grupos de apoyo

Es por eso que son sumamente importantes los sistemas de ayuda, los grupos de apoyo y la presencia de profesionales a quienes pedir ayuda. Sea cual sea el origen de la ayuda, me refiero a pedir ayuda de terapeutas, psicólogos o ayuda espiritual, según sea la elección de la persona.

Si ampliamos nuestra mirada, abrimos espacio al aprendizaje y escucha activa acerca de qué ocurre durante este proceso intenso y fluctuante, es posible que se abran nuevas posibilidades de cambio y transformación interna, llevándonos a lugares mucho más saludables y favorables para nuestra existencia y felicidad.

Este proceso no es lineal ni organizado. Sin embargo, hay etapas o fases por las que todos pasamos y Elisabeth Kübler-Ross las define en cinco etapas.

Las Cinco Etapas del Duelo según Elisabeth Kübler-Ross

Elisabeth Kübler-Ross (4), psiquiatra suiza, revolucionó nuestra comprensión de los procesos de duelo al desarrollar su teoría de las cinco etapas del duelo. A través de su trabajo con pacientes terminales, Kübler-Ross identificó patrones comunes que posteriormente plasmó en su obra «On Death and Dying» (1969) (5). Estas etapas, aunque inicialmente pensadas para personas enfrentando su propia muerte, se aplican también a quienes experimentan cualquier tipo de pérdida significativa.

Estas Etapas son:

NEGACIÓN

La negación es básicamente no poder asimilar la noticia. Tenemos dificultad por ver la realidad y nuestro cuerpo, mente y emocionalidad entran en una especie de shock que no permite comprender lo que está pasando. Generalmente expresamos frases como: «No, esto no me está sucediendo a mí». «No puede ser». «No lo creo, no es posible», etc.

Si bien estas etapas fueron creadas en su momento para describir los procesos de duelo frente a la muerte física, hoy se aplican en todo tipo de pérdidas, ya que podemos estar en duelo por una ruptura vincular, un cambio de País, un cambio de trabajo o un cambio en nuestra propia etapa evolutiva. Por ejemplo, de la juventud a la madurez.

Aquí la negación se propone como una reacción de nuestro organismo que nos ayuda a no tener que asimilar de golpe lo ocurrido. Es como si fuera un regulador natural de la intensidad del impacto.

Conocer este tipo de sensaciones y mantener una escucha atenta de nuestro cuerpo nos puede ayudar a integrar cada duelo de manera más sana.

IRA

Después de la negación aparece el enojo, la frustración y el dolor por lo ocurrido, sin poder aún aceptar que las pérdidas ocurren y van a ocurrir, sin motivos o causas externas. Generalmente aquí se nos despierta el sentido de injusticia, buscamos culpables, nos enojamos con Dios o con tu referente espiritual, o con otras personas, y hasta buscamos venganza. Pero seguimos siendo incapaces de aceptar.

NEGOCIACIÓN

En la negociación buscamos cambiar el rumbo. Nace la esperanza de que si hacemos tal o cual cosa, quizás se revierta la situación. Rezamos, prometemos cambios, buscamos soluciones y hacemos esfuerzos, en muchos casos, desmedidos por escaparnos del dolor. Pedimos al exterior que ocurra el milagro.

DEPRESIÓN

Aquí ya tomamos dimensión de lo perdido. Ya entramos en contacto con la pérdida y con la sensación de vacío y soledad. No es una depresión clínica, sino una respuesta orgánica y natural frente al dolor

ACEPTACIÓN

Aquí ya vemos y sentimos la realidad tal cual es. No significa que se haya acabado el sufrimiento o que la tristeza se haya ido; significa que la hemos integrado a nuestra vida y estamos acomodándonos para seguir viviendo. Es un proceso de adaptación a la nueva forma de vida, a partir de lo sucedido. Es un nuevo capítulo en nuestra historia personal.

Aclaración

Estas etapas no son lineales ni tienen un tiempo determinado. Tampoco se viven y se pasan. Son cíclicas, van y vienen. Pueden volver a surgir y mezclarse entre ellas.
Cada persona vive su duelo de manera única, y no todos experimentan las cinco etapas o lo hacen en el mismo orden. Los procesos de duelo son tan diversos como las personas que los experimentan.

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Cómo puede el arte convertirse en ese poderoso aliado durante este recorrido emocional inevitable

En este primer acercamiento a este fascinante y creativo camino, voy a decirte que también he visto durante toda mi vida a las personas asociar el arte con la diversión, el pasatiempo o la mera observación de lo que otros, “los artistas”, hacen para entretener, divertir, denunciar, vender o promover como producto u obra final.

En cambio, en el proceso de duelo, la aplicación de todo tipo de técnicas artísticas tiene un fin diferente, mucho más profundo, noble y carente de ego. Es un trabajo de afuera hacia adentro y no tiene como finalidad la obra, sino el proceso. Aunque al final esa misma obra pueda exponerse o derivar en un producto que sirva para ayudar a otros. (Pero esto es otro tema y forma parte de otro proceso posterior que no siempre puede darse.

Además, aquí entra la figura del profesional que acompaña al doliente —la persona que sufre— en la utilización del arte mediante diversas técnicas. Este profesional se suma como ese aliado silencioso que expone, muestra y manifiesta todas las etapas mencionadas anteriormente, pero dotándolas de luz, visión y transformación, gracias al camino que recorre la persona durante las fases o etapas arriba mencionadas.

Hasta aquí, las reflexiones y lo compartido acerca de aprender sobre el duelo, el dolor y la muerte. En próximos escritos iré profundizando en cómo las artes pueden ser aplicadas en consultas o grupos de apoyo.

Si eres terapeuta o Profesional de ayuda a personas en procesos de duelo, recuerda que tenemos el Proyecto Memento MORI. El viaje del alma. Un taller Online creado para ayudar a personas en procesos dolorosos, mediante las artes.

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Gracias por leer mis escritos.
[Te deseo felicidad y paz, a pesar de lo que estés viviendo]
Ceci

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