La Depresión, la Música y el arte
La depresión es una de las tantas enfermedades que han florecido después de la pandemia.
El #covid19 nos ha dejado cansad@s, con muchos problemas mentales y crisis internas que salen a la luz y que se están viendo ahora.
La música, el arte y el juego, NO son entretenimiento y evasión, son herramientas amables para permitir que la gente suelte el lastre que lleva acumulado.... Si eso no es terapia, qué es entonces.
Las personas que están en duelo, están sufriendo en silencio, necesitan elaborar, expresar y aceptar lo que están viviendo.
Sólo el que ha pasado por ahí, sabe lo que es y a pesar de que aún en la sociedad se crea que la #musicoterapia es entretener, pasárselo bien y que puede hacerlo cualquiera; es importante compartir humanidad, frente a tanta insensibilidad e individualidad.
El #musicotetapeuta tiene que estar titulado y entrenado tanto en la rama de la música, como de la psicología, psicoterapia, medicina y saber abordar situaciones que desbordan.
La gente que está en duelo, también puede cantar su dolor.
De la oscuridad al esclarecimiento de la conciencia. Un relato
No me daba cuenta...
Aquí me ves trabajando con un grupo de adultos mayores, que comienzan tímidamente a salir y con una gran necesidad de comunidad, compartir y expresarse.
Muchos de ellos en proceso de duelo, con enfermedades varias y con la gran amiga de estos tiempos: LA DEPRESIÓN.
La depresión o estados deprimidos, ha sido la gran amiga que ha rodeado mis últimos dos años. La he visto presentarse a mi alrededor, de muchas maneras, formas y personajes.
También la he visto en diversos niveles o grados, y creanmé, que he sentido un miedo terrible a creer que yo misma, puedo tener depresión. ¿Y porque no habría de pasarme a mi?
Un miedo que al poder sentirlo y manifestarse de muchas maneras, me ha hecho aprender que, en determinados momentos, el miedo nos ayuda a movernos, (aunque a veces, no sepamos porque), a movernos hasta encontrar el lugar, que en estos momentos estamos necesitando.
Todo esto, SI me deprimía y me enfermaba y NO me daba cuenta.
Me asusté con diagnósticos rápidos y hasta fluidamente aparecieron propuestas de medicación. Por las dudas...
Y todo eso me llevo al silencio. A apartarme del mundo por un rato y a dedicarme a ser feliz con lo que tengo y lo que soy.
A quedarme con lo justo y necesario y a limpiar mi camino de cosas, de ropa, pensamientos y personas...
No me daba cuenta, de que simplemente, es un proceso más de CRECIMIENTO.
Y si, también estaba muriendo una identidad mía, que ya había cumplido su ciclo. En cierta forma, morí.
Sólo me pregunto; ¿Qué hubiera sido de mi, si me creía las hipótesis de?:
Desde luego, empastillarme para tapar síntomas más profundos evitando sentir el dolor, no era aún la mejor opción para mi! Prefiero el arte...
Y que hay de la responsabilidad
Porque sí, me toca a mi tomar cartas en el asunto mientras tenga una mente y un cuerpo que funcionan y pasar a la acción, moviéndome de lugar, las veces que haga falta.
Eso se llama fuerza y responsabilidad de tomar las riendas de mi propia vida. Esa fuerza que sale desde las mismas horas bajas y oscuras, esa que se esconde detrás de la vulnerabilidad de hoy estar y mañana ,ya no.
¿Y cuál fue la música que me acompaño en esta fase?
_ El silencio.